Mi niña tiene frecuentes rabietas. ¿Cómo extingo esta conducta?



Aquí les presento un ejemplo de cómo la Sra. Natal, la maestra de Camila, logró extinguir los constantes berrinches de la niña. Esta novedosa estrategia se puede modificar fácilmente para aplicarla, en la escuela y en el hogar, a conductas disruptivas de mayor severidad y recurrencia en un niño.

Lo primero que la maestra hizo fue hacerle saber a la niña que conducta (lo que hacemos todos los días) y personalidad o identidad (lo que somos) son dos cosas diferentes, y por lo tanto, están separadas una de la otra. Para empezar a “romper” (disociar o desconectar) esta percepción o identidad negativa de la niña (lo que hago = lo que soy), lo primero que la Sra. Natal hace es darle un apodo o sobrenombre a la conducta problemática de Camila (Susa la Minion). Seguido, la maestra y Camila hablan de Susa la Minion, en particular, de los berrinches matutinos de Susa la Minion en el salón de clases cada vez que se le pide a Camila que trabaje en colaboración junto a sus compañeros de clase. En todo momento, la Sra. Natal se refiere a Susa la Minion como un enemigo en común que tanto ella como Camila quieren derrotar; Susa la Minion es “la villana de esta historia”, no Camila. Aún más importante, la maestra y Camila crean una alianza con el propósito de “derrotar a Susa la Minion” (resolver el problema de pataletas que sufre Camila). Detallamos algunas de las técnicas terapéuticas  que la Sra. Natal usa en esta intervención:

Externaliza y desprende

La Sra. Natal acostumbra a hablarle a Camila de su problema de pataletas en el salón como algo externo y separado de la niña; por ejemplo, “¿Qué cosas Susa la Minion te hace decir o hacer?”. Sin envolverse emocionalmente, la Sra. Natal discute el problema de rabietas de Camila de una manera imparcial, sin acusar ni culpar a Camila por las rabietas.

Normaliza  el evento disruptivo de la niña

De manera calmada y objetiva, la Sra. Natal discute el evento diario de pataletas de Camila como un evento común, típico en la vida de un niño. La maestra le explica a Camila que, en ocasiones, cuando nos sentimos atemorizados o preocupados por algo, podemos reaccionar impulsivamente con gritos y pataletas. Luego, cuando nos sentimos mejor (lenguaje temporal: “tu berrinche es pasajero”), nos damos cuenta que no necesitamos formar un berrinche, porque existen maneras más calmadas para expresar y para pedir lo que queremos.

 

Minimiza el coraje de Camila

Al reafirmarle a la niña que las pataletas no son un problema serio, la Sra. Natal le da seguridad a Camila de que ella puede superar este problema.

Usa lenguaje de cambio o lenguaje temporal

El propósito principal de esta intervención terapéutica con Camila es asegurarle a la niña que “su cambio es posible” y que “su cambio viene pronto". Para lograrlo, la Sra. Natal consistentemente usa frases y expresiones como: “Algún día, pronto, cuando ya Susa la Minion se haya ido…” y “En las próximas semanas, cuando te sientas mejor (o te sientas más calmada)…”.  Estas frases incluyen frecuentes suposiciones de cambio como, “Cuando te sientas mejor”.

Traduce los sentimientos de Camila

A sus ocho años de edad, Camila tiene dificultad en expresar sus emociones y sentimientos verbalmente o con palabras. Como muchos niños a su edad, Camila actúa sus emociones a través de berrinches, pataletas, coraje y otras conductas y sentimientos intensos y muchas veces negativos. Cuando Camila le grita a su maestra: “¡Déjame quieta!”, la Sra. Natal hace una traducción benigna de las palabras de la niña, diciendo: “Estás tratando de decirme que prefieres trabajar sola y no te gusta que yo te llame a trabajar con otros niños. Susa la Minion no necesita gritar; yo te escucho”.

Aumenta la habilidad de Camila para analizar su propia conducta

En su rol de apoyo emocional, la Sra. Natal entiende que “la mejor disciplina es la autodisciplina”. La maestra sabe que desarrollar autodisciplina, o disciplina auto-impuesta, requiere de conocimiento propio; esto es, requiere que Camila entienda los motivos y los propósitos de su conducta, de manera de que la niña pueda cambiar la manera en que ella intenta conseguir las cosas que quiere (cambiar su conducta). Para desarrollar autoreflexión en la niña, la Sra. Natal simplemente le repite su preocupación o interés a la niña, y luego añade una frase o una pregunta que obliga a Camila a autoreflexionar; por ejemplo: “Apuesto a que puedes pensar en otra explicación de por qué el Sr. Almodóvar te regañó esta mañana”. O, “Es triste que el Sr. Almodóvar no te entienda y sientas que es injusto contigo. ¿Qué es lo que tú crees que el Sr. Almodóvar no entiende de ti? ¿Qué tú crees que puedes hacer (o decir) para  que el Sr. Almodóvar cambie la opinión que tiene de ti?”.



 

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